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Alcaldía Municipal de Caloto, Cauca

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Pasado, Presente y Futuro
Fecha de fundación: 29 de junio de 1543

Nombre del fundador: Sebastián de Belalcázar

Reseña Histórica:

Caloto, un pueblo con mucha historia

La historia de Caloto comienza desde la época de la conquista española, poco después que Sebastián de Belalcázar fracasara en su intento por someter personalmente, a los indios paéces que habitaban la región de Tierradentro, en el departamento del Cauca. Con anterioridad, Belalcázar había ordenado a sus capitanes, fundar una ciudad que, "haciendo frontera, fuera plaza de armas con mucha ocupación de capitanes y soldados" para defender a Popayán.

La orden de Belalcázar fue ejecutada por el capitán Juan de Cabrera, el 29 de junio de 1543, posterior a la fundación de Neiva, hecha por el mismo oficial.

No pasaron veinte años hasta que Caloto fue destruida por la furia de paéces y pijaos. Sin embargo, el empeño de los conquistadores por ocupar el territorio indígena Páez continuó, pese a la resistencia que estos oponían.

La tarea iniciada por Belalcázar es asumida por el Adelantado Don Gonzalo Jiménez de Quesada quien, da su consentimiento al capitán Domingo Lozano para que emprenda otra expedición, en abril de 1562.

En esta aventura fracasó Lozano, siendo destruido el grueso de sus soldados. Esta circunstancia obligó su regreso a Santa Fé para equiparse con un buen número de soldados y armamento. En diciembre de 1562 regresa Lozano a tierra de los paéces.

Según relato del cronista viajero y antropólogo del siglo XVI, Fray Pedro de Aguado, la orden a Lozano expresaba: "Hecho el castigo y allanada la tierra, se poblase un pueblo en que descansasen y tuviesen de comer los soldados que, en castigar la maldad de los paéces, estuviesen algún tiempo ocupados".

Caloto Viejo

Después de numerosas vicisitudes, Domingo Lozano fundó la nueva ciudad con el nombre de San Vicente Ferrer de los Paéces o "Caloto Viejo", el 3 de enero de 1563, no lejos del sitio donde fuera derrotado Sebastián de Belalcázar, en una meseta entre los ríos Páez y Tóez.

La prosperidad e importancia de esta ciudad fue tanta que, mereció ser materia de disputa entre los gobiernos civil y eclesiástico, entre el Arzobispado el Nuevo Reino y el Obispado de Popayán; entre la Real Audiencia de Santa Fé y la Real Audiencia de Quito.

Los paéces no estaban contentos con el establecimiento de una población española en territorio de dominio indígena. Por esta razón solicitaron reiteradamente a Domingo Lozano que los invasores abandonaran el lugar como condición única para poder sellar la paz.

Al no ser escuchados por los españoles, los nativos decidieron atacar a la ciudad de La Plata en 1573, hasta destruirla por completo.

El suceso obligó al gobernador de Popayán, Sancho García de Espinar, a salir en expedición para someter a los indígenas. Los duros castigos que fueron impuestos a los rebeldes, hicieron que estos cobraran venganzas destruyendo nuevamente a la "población española" de Caloto, una vez los expedicionarios habían regresado a Popayán.

Ciudad Ambulante

Cumpliendo órdenes de la corona española, la ciudad debió ser reedificada, sin que la persecución a que había sido sometida por parte los paéces coligados con los Pijaos, o la natural intención de sus habitantes por escapar al peligro que les asechaba, fueran inconvenientes de peso mayor para desistir de la propuesta conquistadora y colonizadora.

Caloto pasa a convertirse en una ciudad ambulante, a través de los senderos montañosos y escarpados del Cauca desde la tercera fundación, hecha por el capitán Hernando Arias de Saavedra sobre la meseta del Páez a fines de 1579, con el nombre de San Juan del Huila.

Al persistir el asedio de los enemigos, se vuelve obligación otros traslados como los veremos a continuación:

Enero 10 de 1582, Es trasladada al Asiento de Minas de Caloto con el nombre de" Nueva Segovia de Caloto", encargo éste que cumple el mismo capitán Arias de Saavedra.

Octubre 15 de 1585, Trasladada al Valle de Quinayó, en la provincia de los Tun​​ibíos, por Arias de Saavedra.

Agosto 27 de 1587, Trasladada a la ribera derecha del Río Palo, en la proximidad a Cali, por el capitán Lorenzo de Paz Maldonado.

Cabe destacar que la ciudad del Valle de Quinayó no fue totalmente evacuada. Por circunstancias diversas, algunos habitantes en su mayoría mestizos, se quedaron en ella. Los de sangre española se fueron a habitar la nueva fundación en las márgenes del Río Palo, de tal manera que la ciudad quedó dividida en dos partes denominadas: Caloto Arriba y Caloto Abajo, en la que fue establecida la sede del gobierno.

Destruida más tarde por los indios la parte de Arriba, no tardaron en atacar la de Abajo, sin mayores daños pero sí derrotas y muchas muertes para los sublevados, en 1592.

Las nuevas jornadas de sometimiento contra los rebeldes, esta vez emprendidas por el Capitán Pedro de Velasco, determinaron el final de los asedios y destrucciones de los nativos.

Pero otras amenazas llegarían con el tiempo las discordias entre los propios habitantes de la ciudad.

Tras inaceptadas pretensiones de algunos habitantes encabezadas por el capitán Francisco de Mariones y Esteban de Miranda, quienes aspiraban adquirir autonomía y goce particular de privilegios, la ciudad quedó desmembrada.

Unos van a establecerse en el llamado "Mato de Moñones" que estaba ubicado en el sitio de San Esteban de la Quebrada de los Bermejales, sin permiso de autoridad alguna y llevando consigo enseres y afamadas reliquias de la ciudad.

Otros con la dirigencia y liderazgo de Don Nicolás Pérez, decididos a permanecer en la legitimidad de la ciudad, restituyeron las reliquias hurtadas por Mariones a su lugar de origen, tras de haber ido por ellas en expedición nocturna a la Quebrada de los Bermejales.

No obstante los logros obtenidos por Pérez y demás compañeros que permanecían en la legitimidad, no pudieron atemperarse a la situación reinante y "Perdiendo las esperanzas de ver en su antiguo ser a la ciudad, todos se mudaron de ella".

Según sugieren en sus relatos algunos historiadores, la mudanza de ese resto de habitantes fieles a la legitimidad se produjo en 1596 y advirtiendo que no podían ir a reunirse con los Mariones en la Quebrada de Bermejales, pudo ser que ellos fundaran a Caloto en el sitio que hoy ocupa.

La orden de dicha mudanza fue impartida por el capitán para el castigo de los indígenas que atacaron a Caloto Abajo, en esa época Teniente Gobernador de Nueva Segovia de Caloto, Don Pedro de Velasco. La orden de este traslado fue ejecutada por el capitán Juan Moreno.

Continuadas las diferencias entre los dos reductos de lo que fuera la antigua ciudad en el sitio del Río Palo, le corresponden al Teniente General de Indultos y Composiciones, Don Policarpo del Pando, visitar las partes y dirimir tal situación.

En orden a la unidad, manda que, “todos los vecinos de Caloto se trasladen" al sitio donde hoy se levanta la ciudad, y así debió ser confirmado en protocolo colonial en el año de 1714.

Nueva Segovia

Terminada la agitada época de luchas entre conquistadores e indígenas, y clausuradas las desavenencias de los habitantes de la penúltima fundación, la ciudad con el nombre de "Nueva Segovia de San Esteban de Caloto" se abre a una nueva vida que le daría un carácter muy especial en el devenir socio-político y cultural de las ciudades coloniales de la América Española.

Haciendo honor al título otorgado por Rey, de "Ciudad muy Noble y muy Leal", se involucró en un proceso de organización al estilo de la época, asegurando una forma de gobierno con proyección y dominio hacia otras regiones, y que sólo compartía con Cali, Buga, Cartago y Real Audiencia de Quito.

Dentro de ese mismo proceso se involucró el urbanismo que, aunque con el sello de una técnica arquitectónica escasa de brillo y dispersa en su demarcación, pero bien sólida en estructura, brindó las posibilidades para que se le catalogara como ciudad, pese al marco característico aldeano que pudo haber tenido.

Al ser destruidas las ciudades de Anserma, Armas, Cartago y Totora, en 1601, merced a la influencia que Nueva Segovia de San Esteban de Caloto ejercía sobre territorios del Valle hasta sus límites con el río de la Magdalena en el Huila, le fue otorgado el nombre de "Ciudad de las Cuatro Tendencias o Ciudades".

La ciudad que siempre fue desbastada y ambulante, a la par con el desarrollo social construyó un valioso patrimonio arquitectónico que luego cedió con el paso del tiempo. Como testimonio queda el Templo Parroquial y alguna residencia particular que sirve de marco a la plaza principal. El resto sucumbió a la acción devastadora del hombre, a las inclemencias del tiempo o a las contorsiones de la naturaleza.

Ciudad Confederada

Con la extinción de los valores colonialistas se forjan nuevas costumbres y nuevas formas de pensamiento que, pulsando las huellas del pasado, abrieron brecha hacia nuevos horizontes: la Independencia.

Caloto formó parte del proyecto independentista al integrarse con todo su potencial humano y material al movimiento de Ciudades Confederadas del Valle del Cauca. Luego de que el prócer Joaquín de Caicedo y Cuero arengara al pueblo caloteño para que se uniera a la lucha por la independencia, el 13 de octubre de 1810, se celebró un Cabildo Abierto. Ese día el pueblo juró lealtad y obediencia a la Junta Suprema, uniéndose a Cali, Buga, Cartago, Anserma y Toro, para trabajar en conjunto por la causa emancipadora.

La representación de Caloto estuvo en cabeza de José María Cabal. Con este prestigioso y valiente militar patriota, el pueblo caloteño fijó su posición hasta las últimas consecuencias.

En contraprestación, las fuerzas realistas encabezadas por Juan Sámano, Calzada, Vidaurrázaga, Pátibus y el mismo José María Obando convirtieron a la Nueva Segovia de San Esteban de Caloto en escenario de sus vandálicas persecuciones, cosa que no duraría mucho tiempo debido a la intervención heró​ica del ejército patriota que les propinó duros golpes, además de la vergonzosa derrota en la batalla de El Palo.

Más tarde Caloto se convirtió en paso obligado del ejército libertador, conducido por el propio Simón Bolívar cuando hizo su primera visita al Valle del Cauca, y en su tránsito hacia la Campaña del Sur.

En la colonial Hacienda de Japio, a poco trayecto de la ciudad, Bolívar instaló su cuartel general en seis ocasiones. Allí mismo, celebró los triunfos logrados en la Campaña del Sur, como también dio el paso histórico de renunciar a la Corona imperial que le fue ofrecida mediante acta del Consejo de Ministros de la Gran Colombia, el 17 de Diciembre de 1829.

Desde 1821 a diciembre de 1830, Caloto registra el honor de haber contribuido en forma directa al Padre de la Patria en la causa por la Libertad Granadina.
     

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